La memoria está ligada a la cocina, como fuente de alimento, cuarto de juegos y también de placer. En ella no sólo nos reuníamos a comer: allí hacíamos los deberes mientras mamá planchaba o zurcía calcetines; allí oíamos la radio, jugábamos, escuchábamos historias y pintábamos. Aprendí a cocinar jugando, cuando llovía jugábamos a los hoteles y cocinábamos cosas que merendábamos después y descubrí el placer de los sabores y de los olores.

Al llegar del colegio por las escaleras de casa yo decía todo contento huele coreche. O antes de la cena decía en alto doy mi huevo para rosquillas. Hasta hoy, me gusta reunir a la familia o amigos, disfrutar con el olor de las especias, de un buen guiso, del arroz con leche y la canela o de un tinto recién descorchado. Por suerte seguimos cocinando con vosotros y vuestros amigos.

HOY COMEMOS ...